«Irme nunca se me pasó por la cabeza». Cómo los médicos han salvado vidas en condiciones inhumanas


Olexandr Kitral
26 de enero de 2024

Numerosos médicos ucranianos han arriesgado sus vidas para salvar a otros. Este artículo habla de los problemas a los que se enfrenta la medicina en Ucrania y de los profesionales de la salud que, a pesar de las hostilidades, permanecieron junto a sus pacientes. Entre ellos se encuentran el médico de familia que respondió a las llamadas bajo el fuego, la jefa de enfermeras que montó un hospital en su casa y la enfermera que atendió a pacientes postrados en cama en un hospital frío y abandonado. De hecho, hay muchas historias así, a pesar de que el Estado no valoriza suficientemente el trabajo de los profesionales de la salud. Los salarios del personal médico permanecen bajos, a pesar de que la carga de trabajo aumenta, y muchos hospitales necesitan medicinas y nuevos equipos. Esta publicación examina el orgullo y la tristeza del sistema nacional de salud ucraniano.

Un cirujano, a pesar suyo

Durante los primeros días de la invasión, muchos hospitales y farmacias siguieron funcionando incluso mientras las tropas rusas entraban en las ciudades. Más tarde, debido a los bombardeos, la disminución de las reservas de alimentos, los problemas de calefacción y de electricidad, muchos empleados se fueron a zonas más seguras.

Pero muchos profesionales de la salud estaban decididos a quedarse y continuar su trabajo. Entre ellos, Oleksandr Dudyk, médico de familia en una clínica ambulatoria del pueblo de Kyselivka, en la región de Jersón. Dudik dijo a nuestro periodista que no tuvo intención de huir porque creía que el ejército ucraniano retomaría el territorio tarde o temprano. Además, no había nadie más para atender los habitantes del pueblo.

Alexander Dudik
Alexander Dudik. Foto: ICTV.

Cada día, el médico tenía que ayudar no sólo a la gente de su pueblo, sino también a la gente de otros pueblos que venían a Kyselivka para ver a un médico. Al principio, atendía a los pacientes en la clínica ambulatoria, pero cuando el edificio fue bombardeado, empezó a tratar a la gente en sus casas. Viajaba en bicicleta para visitar a los que no podían desplazarse solos. Durante estos viajes, estuvo bajo fuego varias veces y tuvo que saltar cercos para escapar. En una ocasión, su bicicleta fue dañada.

El médico de familia, Oleksandr Dudyk, dijo que en un momento dado tuvo que asumir las funciones de cirujano:

Operaba heridas, las cosía, algo que no había hecho desde joven. Pero la gente no tenía más remedio que recurrir a mí. Así que vendé, cosí, curé... Además, muchos de los lugareños estaban al tanto de mis posiciones patrióticas y probablemente informaron a los ocupantes. Pero no me tocaron, probablemente porque no había más médicos en las cercanías.

Sólo hubo una vez en la que pensó que no sobreviviría. Un día, soldados rusos que llevaban insignias de las tropas de Kadyrov[ref] llegaron a su casa; el oficial de mayor rango le exigió que les diera "drogas":

Dije que no tomaba ninguna droga. Me sugirió que recapacitara. Pero repetí lo que ya había dicho. Pensé que eso era todo para mí. Todo había terminado para mí. Pero los kadyrovitas se fueron.

Hoy, su trabajo es un poco más fácil gracias a médicos voluntarios que visitan el pueblo una vez al mes.

Supervivencia en el hospital

Tatiana Tarasenko, enfermera auxiliar del departamento de neurología y terapia, de 60 años, recibió la Orden de la Princesa Olga, 3ª clase, por su continua atención a los pacientes del hospital municipal de Trostianets, en la provincia de Sumy. La ciudad fue ocupada por el ejército ruso en los primeros días de la guerra. Desde mediados de marzo, la situación se deterioró considerablemente: aumentaron el número de bombardeos, el sistema de calefacción del hospital resultó dañado y algunas ventanas se rompieron.

Tatyana Tarasenko
Tatyana Tarasenko. Foto: cukr.city.

A causa del miedo, el frío y la falta de alimentos los pacientes y el personal se vieron obligados a abandonar el edificio de cinco pisos del hospital. El 21 de marzo, quedaban en el hospital entre cinco y seis miembros del personal médico y diez pacientes, seis de los cuales estaban postrados en cama. Como consecuencia de los bombardeos, el yeso se había desprendido de las paredes y de vez en cuando se producían incendios, que el personal y los pacientes conseguían extinguir a tiempo. Tatiana recuerda que no podía dejar su trabajo, a pesar de que su casa estaba cerca.

«Dejar el departamento a su suerte, dejar a los pacientes sin ayuda, eso nunca se me pasó por la cabeza en aquel momento», declaró a Commons.

Siguió realizando sus tareas habituales: cambiar la ropa a los pacientes, limpiarlos con toallas higiénicas, ya que no era posible lavarlos, envolverlos en mantas, darles de comer. Los médicos montaron una estufa improvisada para calentar té y preparar sopas. Rápidamente hubo problemas de alimentación y se recolecto comida de todos los departamentos del hospital, así como en los pabellones vecinos. "Conseguimos encontrar harina y hacer pan - se dividieron en trozos pequeños, para tener suficientes para todos los pacientes. El servicio de telefonía móvil sólo estaba disponible en el piso superior del hospital. Tatiana ayudó a los pacientes, que podían moverse, a ir al piso superior para que pudieran hablar con sus seres queridos.

El 27 de marzo, las tropas rusas se retiraron y los pacientes restantes fueron puestos a salvo por voluntarios. El edificio del hospital fue completamente restaurado en un año, por lo que el personal médico pudo reanudar sus tareas.

Tatyana Tarasenko recibe un premio de manos de Zelensky
Tatyana Tarasenko recibe un premio de manos del Presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky. Foto: Ayuntamiento de Trostianetska

Cuando se le pregunta por las dificultades que encuentra en su trabajo, Tatiana Tarasenko pone en primer lugar el bajo nivel de su salario. En la actualidad, su salario mensual tras las deducciones es de 5.700 hrivnias (146 €). Al mismo tiempo, la carga de trabajo es enorme.

"He aquí un paciente que ha tenido un derrame cerebral. Hay que darle la vuelta, levantarlo y cambiarlo varias veces. Y por la noche, no tienes suficiente fuerza, tienes que pedirle a otra enfermera que te ayude. No puedes dejar a alguien sucio en la cama. También tienes que darles de comer, y no todos pueden tragar, así que tienes que persuadirlos, como si fueran niños pequeños. Muchos pacientes quieren hablar contigo, quejarse y llorar. Intentas escuchar a todo el mundo", dice.

La enfermera también reparte comida en distintos servicios y limpia los locales. Por ejemplo, en el departamento donde trabaja Tatiana hay diez habitaciones, y cada una tiene una sala de baño con bañera, así como dos salas de baño compartidas. La limpieza debe mantenerse en todo momento.

"No se trata de los aseos. Pero al menos se debe prestar un poco de atención a nuestro trabajo. Por ejemplo, han aumentado los sueldos de médicos y de las enfermeras, pero no lo suficiente para las enfermeras. Necesitamos al menos mil hrivnias más. Es una vergüenza que nuestro trabajo esté tan infravalorado", dice Tatiana Tarasenko.

El hospital en casa

La enfermera principal del hospital de Vysokopillia en la región de Jersón, Nadiya Tsalinska, de 66 años, se negó a prestar atención médica a los militares rusos cuando los militares rusos instalaron su cuartel general en el hospital local. Equipada con sus medicinas e instrumental médico, empezó a recibir a la gente del pueblo en su casa con su amiga, la enfermera Valentyna.

Nadiya Tsalinska tenía muchos años de experiencia en el departamento de cirugía. Además de los tratamientos médicos simples, tuvo que extraer fragmentos y balas de la cabeza y la cavidad abdominal. Cuenta que había días en los que 15 personas acudían para recibir tratamiento. Y todo esto ocurría bajo fuego enemigo. Su casa fue dañada tres veces y, en el último bombardeo, su marido perdió la vida.

Nadiya Tsalinska
Nadiya Tsalinska. Foto: mipl.org.ua.

Al principio, los soldados rusos no tocaron a la enfermera. Sin embargo, tras haber logrado capturar a un soldado ucraniano herido con una ceja cosida, que había sido escondido por los lugareños en una residencia de jubilados, comenzaron a visitar a la enfermera todos los días. Sospechaban que ella había proporcionado atención médica al soldado. A la mujer se le prohibió salir de su patio, y su casa fue revisada casi todos los días. En ausencia de "visitas personales", un dron sobrevolaba la casa y la enfermera tenía que salir de la casa para que el operador del dron pudiera verla. Sin embargo, como Nadiya no había mostrado ningún comportamiento sospechoso, los "controles" cesaron.

También ayudó a sus conciudadanos a alimentarse:

«Yo no tenía miedo de los ocupantes, y una vez, incluso les dije directamente que una catástrofe humanitaria se estaba gestando en el pueblo. Les dije, "¡el pueblo no tiene nada que comer!" Al día siguiente, los soldados nos trajeron algo de comida: una bolsa de harina, azúcar y pasta. Mi amigo y yo hicimos una lista de las calles y empezamos a repartir comida en bicicleta. Nos dieron dos tazas de harina y pasta por familia, una taza de azúcar... También horneamos pan. Mucha gente no había visto comida durante meses durante meses, y cuando la recibieron, lloraron.»

En la actualidad, Nadiya sigue trabajando como enfermera principal. Dice que no dejará la medicina mientras tenga fuerzas. Al mismo tiempo, esta deprimida por el modo en que el Estado trata la formación de los futuros trabajadores de la salud. Nadiya tiene dos nietas inscritas en la facultad de Medicina. Una está financiada por el Estado y la otra está bajo contrato. La formación bajo contrato cuesta 32000 hrivnias (823 euros). Cuando sus padres tuvieron problemas de trabajo y de dinero, la estudiante se vio obligada a abandonar sus estudios. Nadiya Tsalinska cree que, si el Estado quiere que el país tenga educación médica de calidad y abordable, debería reducirse el coste de la educación varias veces o incluso hacerla gratuita.

«¿Pagar de 30000 a 40000 hrivnias (de 771 a 1029 euros) al año y estudiar ocho o nueve años nueve años para recibir un salario de 7000 hrivnias (180 euros)? ¿Y cuándo recuperas el dinero? El problema siguiente, es la calidad de la enseñanza. Mi segunda nieta está en su tercer año de estudios para ser terapeuta de readaptación. Necesita práctica, necesita entender cómo funcionan los músculos. En general, creo que sería peligroso acudir a tales médicos [mal formados]. En consecuencia, tengo que ayudar a mi nieta y ella se entrena bajo mi supervisión. Pero así no es como debería ser», estima la enfermera.

Los médicos no deberían pensar en ganar más.

El joven ginecólogo-obstetra Anton Belinsky, aunque no trabajó bajo la ocupación, fue a los territorios liberados en numerosas ocasiones. Se unió a la Fuerza Médica de Desembarco una organización que proporciona apoyo médico a la población. El grupo está formado por médicos profesionales que disponen del equipo y los medicamentos necesarios y pueden, por consiguiente, examinar minuciosamente a los pacientes.

Anton Belinsky
Anton Belinsky, foto del archivo personal.

Anton cree que una atención médica de calidad, permite a los ciudadanos que sientan que el Estado realmente se preocupa por ellos:

"Antes de la guerra, mucha gente en los territorios liberados, no tenían tratamientos médicos de calidad y la situación es aún peor hoy en día. Muchísimos están deprimidos. Estas visitas ayudan a mantener confianza en el Estado, en la medicina y en el Estado de derecho, dijo Anton Belinsky a nuestros periodistas.

En la zona de primera línea del frente, el médico y sus colegas tuvieron que trabajar, casi hasta el límite de sus fuerzas, porque había muchos pacientes. En estas tensas condiciones, sacó una serie de conclusiones importantes para mejorar el nivel de la medicina. La primera, es que los médicos deben disponer el equipamiento necesario para prestar una atención médica de calidad. La segunda, es que un proceso de formación adecuada para los internos es de gran importancia. En su opinión, en muchos hospitales, los profesionales de la salud con especialidades privilegiadas, no están motivados para formar a jóvenes especialistas, porque temen la competencia. Anton, él no teme esto; cree que un médico debe estar contento de enseñar, porque hace avanzar la medicina.

Por último, la remuneración es muy importante para el desarrollo de la medicina. Según nuestro entrevistado, si el nivel de remuneración no es alto, los médicos dejarán la medicina o trabajarán de cualquier manera, sólo para que les dejen en paz. Anton Belinsky está convencido de que un profesional de la salud no debe pensar en ganar o ahorrar dinero:

"Debe haber un cierto nivel de remuneración para que una persona pueda permitirse descansar y recuperarse. Deberían pensar en el paciente, no en el sueldo".

Cabe señalar que, hoy en día, el salario bruto de un médico en Ucrania debería ser de 20000 hrivnias (514 euros), y el de un enfermero de 13500 hrivnias (347 euros). Sin embargo, dadas las cualificaciones y responsabilidades implicadas, incluso este nivel salarial prometido parece extremadamente modesto en comparación con el salario medio en Ucrania. Por ejemplo, una enfermera cobra hoy menos que un cajero, un cargador o un cocinero, que, según la web de búsqueda de empleo work.ua, tienen un salario medio de 14000 a 18000 hrivnias (360 a 463 euros). Es más, no todos los trabajadores de la salud reciben el dinero que se les prometió. Como consecuencia, el salario no es suficiente para cubrir las necesidades básicas: alojamiento, cuidado y educación de los hijos, y su propia salud. Por eso, a menudo las enfermeras se ven obligadas a buscar trabajo extra o a recurrir a la ayuda de familiares y amigos.

Presión de todos lados

Algunos afirman que los ingresos de los trabajadores de la salud, son superiores a su salario oficial, porque muchos pacientes "agradecen" extraoficialmente a los médicos. Estos casos son comunes. Sin embargo, esto es posible gracias a muchos años de financiamiento insuficiente del sistema de salud, que ha llevado a la triste situación salarial, a la que los trabajadores médicos cualificados, se ven obligados a afrontar hoy en día.

Oksana Slobodyana, líder del movimiento público 'Sé como Nina'
Oksana Slobodyana, líder del movimiento público "Sé como Nina" durante una protesta en Kíiv. Foto: medryh.com.ua

Además de los problemas salariales, muchos trabajadores de la salud se enfrentan ahora a la arbitrariedad de la administración de las instituciones médicas. Como afirma Oksana Slobodiana, líder del movimiento cívico Будь як Ніна (Sé cómo Nina), los directores de los establecimientos médicos a menudo intentan ahorrar en personal médico recortando salarios o despidiéndolos. Las enfermeras y auxiliares de enfermería son las primeras en ser despedidas, porque al despedir a médicos, un centro médico corre el riesgo de perder financiamiento del Servicio Nacional de Salud de Ucrania (NHSU). Como consecuencia, explica nuestra entrevistada, las enfermeras están sobrecargadas de trabajo, y ocurre que una enfermera tiene que ocuparse de entre 40 y 60 pacientes. Oksana Slobodiana explica que ahora se espera que las enfermeras principiantes hagan un trabajo perfecto de limpieza y cuidado de los pacientes, aunque la carga de trabajo no es fija y no depende de los conocimientos y habilidades de la empleada. Debido a esta actitud, la gente pierde las ganas de trabajar.

"Además de la administración de los centros de salud, también están las autoridades locales, para las cuales la salud representa, francamente, un desvío de fondos presupuestarios. En este caso, el jefe de la Colectividad Territorial Unida (CTU), alejado de la medicina y carente de pensamiento estratégico, intenta deshacerse del hospital cerrándolo o reduciendo al máximo el personal médico. Estos casos son numerosos actualmente. Por ejemplo, en Prylouky, en la provincia de Chernihiv, están intentando liquidar el hospital de la ciudad, pero el sindicato independiente que se creó hace seis meses ha impedido la liquidación completa del hospital y el despido de sus empleados”, declara Oksana Slobodiana.

También informamos sobre cómo las autoridades de Sosnivka, en la región de Lviv, intentaron cerrar el hospital. Sin embargo, gracias a los esfuerzos de una enfermera local, Oksana Gladun, dirigente del sindicato de trabajadores médicos de Ucrania, apoyado por médicos y residentes locales, esto no fue posible.

Hoy en día, los gobiernos locales son responsables del mantenimiento de los hospitales. Sin embargo, no todos disponen de los recursos necesarios para hacerlo. Al mismo tiempo, el gobierno central sigue exigiendo a los hospitales que mejoren su rendimiento, pero no todas las colectividades locales, pueden hacerlo. La reciente exigencia de instalar aire acondicionado en todas las salas de los hospitales se ha convertido en una carga adicional para los establecimientos médicos. De lo contrario, los establecimientos médicos perderán la oportunidad de suscribir acuerdos con el NHSU (Servicio Nacional de Salud de Ucrania) para determinados planes a partir del 1 de enero de 2024. Según el Ministerio de la Salud solo el 12% de las 54.000 salas están climatizadas. Oksana Slobodiana cree que la obligación de instalar aire acondicionado en los establecimientos médicos que no han sido reparados desde hace 30 años conducirá a su cierre. Al mismo tiempo, afirma que los representantes del NHSU prefieren criticar en lugar de aportar soluciones a los problemas.

«Como dijo uno de los médicos de la región de Zakarpatia: "No me digan lo que tengo que hacer, lo sé. Díganme con cuánto dinero cuento para hacerlo"», nos cuenta ella.

Por su parte, el Gobierno ha decidido aumentar los sueldos del personal de salud en primera línea del frente y en las zonas de combate, de acuerdo con la orden del Ministerio de Reintegración. Por ejemplo los pagos en las zonas de combate son los siguientes: 28000 hrivnias al mes para los médicos (720 euros), 18000 hrivnias para enfermeros (463 euros) y 9000 hrivnias (231 euros) para los auxiliares médicos auxiliares sanitarios. En las zonas de posibles hostilidades (zonas de primera línea del frente), los montos son de 23000 hrivnias, 15500 hrivnias y 8000 hrivnias, respectivamente. Sin embargo, los médicos explican en las redes sociales que no todos reciben estos salarios. Al fin y al cabo, el Gobierno ha transferido la responsabilidad de estos pagos adicionales a los presupuestos locales, y los centros de salud y las colectividades territoriales carecen de dinero. En particular, los empleados de las instituciones sanitarias de Kajovka, Chostka, Mykolaiv, Nikopol, Selydove y muchas más se quejan de la falta de estos pagos adicionales.

Oksana Slobodiana señala que en Jersón, por ejemplo, los médicos se ven obligados a aumentar su jornada de trabajo en un 50% para ganar dinero extra, y su carga de trabajo es enorme. El Gobierno debería haber tenido en cuenta esta situación y debería haber tomado las medidas apropiadas, sobre todo porque la orden sobre las primas fue presentada por el Ministerio de Salud como muestra de la atención del gobierno al trabajo de los profesionales de la salud.

La financiación es la piedra angular de la medicina

Las historias que hemos contado apuntan a un grave problema de remuneración del personal de salud. Además, los fondos destinados a la compra de medicamentos y equipos, y al mantenimiento de los hospitales, son insuficientes. Este infra financiamiento crónico lleva años produciéndose. Por ejemplo, mientras la UE gasta entre el 9% y el 10% de su PIB en salud, Ucrania gasta en torno al 4%.

Por supuesto, se notan algunas intenciones de mejorar la situación. Por ejemplo, la ley "Sobre garantías financieras estatales de atención médica a la población" estipula que la cantidad de fondos del presupuesto estatal ucraniano para financiar el programa de garantías médicas debe ascender al 5% del PIB. Sin embargo, debido a la guerra y la destrucción, esto no es posible hoy en día. En cuanto al financiamiento de la atención de salud en un futuro próximo, según el Ministerio de Sanidad, en 2024 se destinarán a la salud 202 mil millones de hrivnias, es decir, menos del 3% del PIB, dado que el PIB nominal previsto para el próximo año es de 7,8 billones de hrivnias.

Foto ilustrativa
Foto ilustrativa. Foto: Ministerio de Salud de Ucrania.

Sin embargo, cualesquiera que sean las dificultades de la situación del país, el Gobierno tendrá que financiar prioritariamente la sanidad, afirma el economista Oleksiy Plotnikov. Según él, después de la guerra habrá en el país un gran número de personas con problemas de salud, tanto entre los militares como entre la población civil. Si hay escasez de fondos, cree que el gobierno recortará los presupuestos destinados a la ciencia, cultura e incluso a la educación en lugar de ahorrar en salud.

Sin embargo, ¿podrá el Estado ofrecer un nivel aceptable de atención médica a la población, incluso en un contexto de austeridad? Oleksiy Plotnikov está convencido de ello. En su opinión, los socios internacionales seguirán apoyando a Ucrania y el país tiene la posibilidad de recuperarse con sus propios recursos, aunque tarde años.

Al mismo tiempo, según varios economistas, el Estado debe tomar medidas decisivas para superar las dificultades que atraviesa la economía. Por ejemplo, introducir un impuesto progresivo para los más ricos, confiscar los activos excesivos del capital oligárquico y lograr anular la deuda externa de Ucrania. Por su parte, Oleksiy Plotnikov deposita sus esperanzas en la adhesión de Ucrania a la Unión Europea, que le permitirá atraer recursos de ésta, entre otras cosas para el desarrollo de su sistema de salud. El 8 de noviembre, la Comisión Europea recomendó la apertura de negociaciones para la adhesión de Ucrania a la UE. Sin embargo, el tiempo dirá qué camino elegirá el país.

El sector de la salud es prioritario en tiempos de guerra. Por eso el Estado debe prestarle más atención que en años anteriores: mejorar las condiciones de trabajo del personal de salud, mejorar el estado de los hospitales, dotarlos de equipos y medicamentos adecuados y aumentar los fondos destinados a la salud en general. Para ello, el Gobierno debe replantearse sus prioridades. Es imposible reformar con éxito una institución social sin abordar los problemas sistémicos. Es importante que las políticas públicas tengan una orientación hacia la sociedad. Muchos ucranianos comprenden la necesidad de ese cambio social y están dispuestos a contribuir a mejorar la vida en el país. La abnegada labor de los profesionales de la salud es un ejemplo.


Traducido por Patricio Paris

Artículo en inglés

Publicado orginalmente el 14 de noviembre de 2023



Olexandr Kitral

Olexandr Kitral. Periodista. Temas: violación de los derechos humanos, protección social, solidaridad y voluntariado, problemas demográficos, educación y ciencia.