Cómo Washington transforma las líneas rojas para Ucrania en luz verde para el Kremlin


Michael Gonchar
16 de abril de 2024

El secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, junto con el portavoz de seguridad nacional de Biden, John Kirby, y el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, expresaron su oposición hace algún tiempo a los ataques ucranianos a las refinerías de petróleo rusas. Según ellos, «estos ataques podrían desencadenar un efecto dominó en la situación energética mundial». Afirmaron además que «es más útil para Ucrania perseguir objetivos tácticos y operativos que puedan afectar simultáneamente a la lucha actual». Se ha discutido ampliamente lo absurdas que son tales declaraciones, así como sobre la inutilidad de tal planteamiento estadounidense. Pero no nos apresuremos a tirar piedras contra Austin.

La participación de las exportaciones rusas de gasolina en el consumo mundial es ligeramente superior al 1%, y la del gasóleo es del 3%. Si todas las exportaciones rusas de gasolina y gasóleo desaparecieran simultáneamente, otros proveedores ocuparían rápidamente este nicho, como indios, turcos y chinos, que producen estos derivados a partir de crudo ruso.

Ataque ucraniano a la refinería de Tuapsé
Ataque ucraniano a la refinería de Tuapsé, en el Sur de Rusia.

Ya he mencionado anteriormente que el problema de la subida de precios en el mercado estadounidense de combustibles radica en la política inepta en Oriente Medio del trío Biden-Burns-Sullivan. Fue este trío el que empujó a los saudíes hacia Rusia y China. En el formato OPEP+, Rusia gobierna junto con Arabia Saudí e Irán, que necesitan precios altos del petróleo. Se han puesto de acuerdo para reducir las cuotas de exportación, lo que ha llevado a una escasez de barriles en el mercado mundial. Además, están los huzíes, que actúan en línea con los intereses de Teherán y Rusia, obligando a los petroleros a seguir rutas más larga. También está la incompetencia de las acciones de la coalición occidental (léase: los EE.UU.), que desde durante varios meses no ha logrado controlar a los huzíes. Como resultado, los precios de las materias primas están aumentando y, en consecuencia, el costo de los productos petrolíferos refinados está subiendo, incluso en el mercado interno estadounidense.

Pero eso no es todo, y está lejos de ser lo más importante que define la postura de los Estados Unidos. No hubo unidad entre varios departamentos en cuanto a nuestros ataques a las refinerías rusas. De hecho, en el departamento de Austin, a diferencia de la CIA de Burns y la NSA de Jake Sullivan, había total simpatía hacia los ataques ucranianos, ya que las refinerías son objetivos legítimos, especialmente después de que Rusia comenzara a destruir los depósitos de petróleo ucranianos y las refinerías en 2022. El departamento de Blinken se encontraba en una típica posición diplomática "contra las cuerdas". Destacados generales estadounidenses como Hodges, Clark y Petraeus expresaron claramente en sus comentarios la validez de la estrategia ucraniana de destruir la infraestructura energética crítica del agresor, respaldando así la posición oficial no articulada de Austin.

Es evidente que Austin estuvo bajo presión, especialmente considerando que Celeste Wallander está a cargo de la seguridad internacional. Resulta llamativo que esta señora, bastante conocida en ciertos círculos académicos desde principios de la década de 2000, fuera nombrada para el cargo de subsecretaria de Defensa tan solo una semana después de la famosa reunión entre Biden y Putin en Ginebra el 16 de junio de 2021. Fue designada directamente desde su puesto de presidenta y directora general de la Fundación USA-Rusia, que dirigía desde 2017. Aunque en el pasado no se había destacado por sus simpatías hacia Rusia, tampoco se la había notado una oposición activa a Rusia en sus diversos cargos de responsabilidad. Esta misma persona saltó a los titulares de los medios de comunicación el 10 de abril por su descabellada declaración en una audiencia en el Comité de las Fuerzas Armadas sobre la carácter civil de la infraestructura petrolera y gasística de Rusia. Parece haber intervenido para respaldar al jefe, por así decirlo. Probablemente también fue aplaudida en el Kremlin.

Así pues, tras estas declaraciones de Austin-Wallander, ahora tenemos una posición consolidada de las principales agencias estadounidenses: el Departamento de Estado, el Pentágono y la Casa Blanca. Aunque la CIA no ha expresado oficialmente su posición, se sabe extraoficialmente que fueron los primeros en "hacer olas" a orillas del Potomac.

¿Por qué? Oficialmente, parece que el grupo Biden-Sullivan-Burns necesita precios bajos de la gasolina antes de las elecciones. Por supuesto, es cierto. Pero no es toda la verdad.

Cabe mencionar que los altos precios del petróleo no sólo interesan a los regímenes agresivos de Moscú y Teherán, sino también a las principales compañías petroleras estadounidenses. Especialmente aquellas que obtuvieron grandes ganancias en 2022, durante el pico de los precios del petróleo. Dos de ellas son particularmente notables porque tradicionalmente tienen un lobby influyente en las administraciones estadounidenses, independientemente de quién se siente en la Casa Blanca. Se trata de las principales compañías, ExxonMobil y Chevron, cuyos intereses han tenido un peso significativo en la política estadounidense desde la década de 1920. También son conocidas por participar en proyectos de producción de petróleo a gran escala en Kazajstán desde los años 90, especialmente Chevron.

Yacimiento de petróleo y gas de Tengiz
Yacimiento de petróleo y gas de Tengiz, Kazajstán.

El petróleo se extrae en Kazajstán y se transporta al mercado mundial a través de Rusia por el oleoducto Tengiz-Novorossiysk del Consorcio del Oleoducto del Caspio (CPC). El oleoducto, de 1.511 km, discurre principalmente por Rusia, y el petróleo se envía desde la terminal de Yuzhnaya Ozereyevka, cerca de Novorossiysk. El operador es la empresa rusa de transporte de petróleo Transneft.

Así que Rusia ejerce un control estricto sobre el flujo de petróleo de las empresas estadounidenses desde Kazajstán. ¿Queréis mantener vuestros beneficios, petroleras estadounidenses? Pues actuad de tal manera que sea beneficioso tanto para vosotros como para nosotros, porque de lo contrario, cerraremos el grifo del petróleo.

El informe corporativo de Exxon afirma claramente: "...si Rusia toma contramedidas en respuesta a las sanciones existentes por sus acciones militares en Ucrania, es posible que el transporte de petróleo kazajo a través del oleoducto CPC se vea interrumpido, reducido, suspendido temporalmente o restringido de otro modo. En tal caso, la Corporación podría sufrir una pérdida de flujos de efectivo de duración indefinida".

Para Chevron, pionera en la explotación de yacimientos kazajos desde finales de la época soviética, el yacimiento de Tengiz es un filón de oro a escala mundial. La empresa conjunta TengizChevrOil [Chevron - 50%, Exxon Mobil - 25%, KazMunayGas - 20%, y Lukoil - 5%] celebró su 30 aniversario el 6 de abril del año pasado. La empresa sigue desarrollando la producción y ha invertido más de 40.000 millones de dólares en una nueva fase de su expansión.

Para comprender la envergadura de estas empresas y el alcance de su influencia en la Casa Blanca, tenemos que fijarnos en algunas cifras. En 2022, los ingresos de Chevron fueron de 235.710 millones de dólares, un aumento respecto a los ingresos de 2021, que ascendían a 155.600 millones de dólares. Los indicadores de ExxonMobil son aún más impresionantes: 413.680 millones de dólares en 2022 y 285.640 millones un año antes. A modo de comparación: el PIB de Ucrania en 2022 fue de 160.500 millones de dólares.

Los analistas occidentales del sector señalaron que Chevron espera que el yacimiento de Tengiz siga siendo altamente rentable y que los dividendos para los accionistas en 2023 sean superiores a los de 2022. Mientras tanto, los analistas del sector también advirtieron de que la ruta del oleoducto CPC y la empresa conjunta Tengizchevroil siguen siendo vulnerables a posibles represalias rusas contra las sanciones internacionales impuestas por Estados Unidos y los países europeos el año pasado en respuesta a la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.

Sin embargo, en realidad, a Chevron no le preocupa demasiado la posible “venganza rusa”. Para ellos es mucho más fácil resolver la cuestión a través de una cadena de sus representantes y grupos de presión en Washington que diversificar las rutas de exportación de 30 millones de toneladas de petróleo extraído de Kazajstán para evitar a Rusia.

Por cierto, esta empresa es uno de los principales participantes en la interesante configuración del “Diálogo de Fort Ross”, iniciado y patrocinado por las rusas Transneft y Sovcomflot y la estadounidense Chevron. En su discurso en el Foro del 10º Aniversario del Diálogo en 2021, el embajador ruso Antonov señaló que «a pesar de todas las dificultades, Moscú y Washington, tras la cumbre de junio de los líderes de ambos países en Ginebra, pudieron establecer un diálogo estable en la línea de los Consejos de Seguridad y los Departamentos de Política Exterior».

Y aquí hay un poco más de pathos: Sovcomflot, Transneft y Chevron son patrocinadores a largo plazo del “Diálogo de Fort Ross”. Desde 2012, las tres compañías han apoyado iniciativas para preservar y popularizar el monumento cultural e histórico ruso en California, así como contribuir a la expansión del diálogo entre Rusia y los Estados Unidos.

Y Rusia hace pleno uso de varias configuraciones, incluida la posibilidad de detener los ataques ucranianos contra las refinerías rusas. Por supuesto, nadie convocará el próximo foro del Diálogo de Fort Ross, pero se pueden utilizar las palancas entre bastidores sin demasiado dramatismo ni ruido. Nada de eso: se trata simplemente de un diálogo entre Rusia y Estados Unidos en un momento difícil de tensión geopolítica, en el que la preservación de los ingresos de las empresas estadounidenses y el pago de dividendos a los accionistas es una cuestión que preocupa a la administración estadounidense, especialmente antes de las elecciones.

Mapa del oleducto Tengiz-Novorossiysk
Mapa del oleducto que conduce el crudo de Tengiz a Novorossiysk.

El algoritmo de cuatro pasos de la influencia de Moscú sobre la Casa Blanca utilizando el mecanismo del CPC se presenta de la siguiente manera:

  • El Kremlin a través de Transneft (cuyo actual jefe, N. Tokarev, fue en el pasado jefe de Putin en la residencia de Dresde del KGB de la URSS) hace llamamientos "amistosos" a Chevron "para que trabaje en Washington";
  • Chevron activa a su gente y cabilderos, formula y distribuye tareas junto con la operación encubierta para permanecer tras bambalinas;
  • Los grupos de presión se dirigen a las instituciones gubernamentales con las instrucciones pertinentes y un borrador de los "mensajes correctos" que deben transmitirse a Ucrania;
  • Los portavoces de los organismos gubernamentales expresan los "mensajes correctos".

Y para aliviar el desagradable sabor de la humillación de los dirigentes del gigante petrolero mundial en Washington, Transneft paga dividendos a los accionistas de la CPC, entre los que se encuentran filiales de Chevron y ExxonMobil: Chevron Caspian Pipeline Consortium Company - 15%, Mobil Caspian Pipeline Company - 7,5%. Para 2023, los accionistas del CPC recibieron 1.340 millones de dólares en dividendos. Por supuesto, no se trata de sumas multimillonarias de dividendos procedentes de la actividad principal de exportación del petróleo extraído, pero sigue siendo mucho dinero.

Dada la necesidad de formar y mantener un fondo electoral, el equipo de Biden tiene un mayor interés en recibir donaciones adicionales. Y esta es precisamente una oportunidad así. Sobre todo porque el dinero no tiene olor. Y para el Kremlin, se trata de un mecanismo eficaz para corromper con elegancia a un adversario geopolítico (me pregunto si habrá alguna vez una investigación anticorrupción sobre este asunto) y también para convertirlo en cómplice pasivo a través de las líneas rojas que traza para Ucrania.

Así es como las líneas rojas de Washington para Kíiv se convierten en luz verde para el Kremlin. El ataque de hoy contra instalaciones críticas de infraestructura energética en Ucrania es una confirmación de ello. Es significativo que los ataques lleguen no sólo a las instalaciones de energía eléctrica, sino también al sistema de instalaciones subterráneas de almacenamiento de gas. Después de todo, el trío Biden-Sullivan-Burns no trazó ninguna línea roja para Moscú. Les resulta mucho más fácil doblegar a Austin y soltar a Wallander con declaraciones idiotas.


Traducido por Juan González

Publicación original

Publicado orginalmente el 11 de abril de 2024



Michael Gonchar. Presidente del Centro de Estudios Globales 'Estrategia XXI'.